Crónica: Los compromisos políticos incumplidos Los Comentarios del Patrick

Al finalizar el tercer año de gobierno del Presidente Luis Abinader, la arena política dominicana comenzó a agitarse de manera significativa. En su intento por obtener la mayor cantidad de congresistas tanto en el Senado como en la Cámara de Diputados, el gobierno se vió envuelto en una serie de compromisos políticos con legisladores en ejercicio. Sin embargo, hoy, a más de un año de aquellas promesas, muchos de estos acuerdos no han sido honrados, dejando un aire de desilusión entre estos políticos que se han sentido traicionados.

En agosto de 2023, durante una comparecencia pública, el expresidente Danilo Medina lanzó una declaración que resonó en todo el país: “Los políticos que se venden no sirven”. Esta frase, cargada de severidad, fue interpretada como una crítica directa a aquellos líderes que abandonaron sus partidos para unirse a las filas del gobierno en busca de oportunidades, sin recibir las recompensas prometidas. Las palabras de Medina desataron una tormenta de reacciones en el ámbito político.

Algunos políticos se manifestaron en contra del exmandatario, mientras otros lo apoyaron abiertamente. Sin embargo, más allá de las divisiones, la frase de Medina generó una reflexión profunda: ¿realmente valió la pena abandonar su organización política para unirse al partido de gobierno? Muchos se preguntan si el precio pagado por el respaldo político fue justificado, o si simplemente fueron utilizados como piezas de un juego de ajedrez en la carrera por el poder.

Lo que resulta más preocupante es la falta de claridad en los acuerdos políticos. ¿A cambio de qué se comprometieron estos líderes a respaldar al presidente y su gobierno? Las negociaciones, en su mayoría a puerta cerrada, dejaron a muchos políticos en el limbo. Hoy, la sensación de haber sido engañados es palpable, especialmente entre aquellos que esperaban recompensas tangibles en forma de cargos o beneficios para sus comunidades.

Las conversaciones que llevaron a estos compromisos se desarrollaron en un clima de pragmatismo político. Muchos líderes locales, con años de trayectoria, sacrificios y esfuerzo personal, vieron en el gobierno de Abinader una oportunidad de crecimiento. Se les prometieron posiciones estratégicas, tanto para ellos como para sus equipos, con la expectativa de que el apoyo brindado sería recompensado adecuadamente.

No obstante, la realidad ha sido diferente. Hoy, esos mismos líderes se encuentran en una situación precaria, sin los empleos ni las posiciones prometidas. Algunos, frustrados, comparan su situación con la orquesta de merengue Oro Sólido, que en su éxito popularizó la frase “hasta las 15”, una expresión que aquí denota el constante esfuerzo de estos políticos por conseguir una respuesta positiva de parte del gobierno.

Es innegable que muchos de estos líderes políticos han dedicado gran parte de sus vidas al servicio público, sacrificando tiempo con sus familias y utilizando sus propios recursos en campañas. Sin embargo, se encuentran en la incómoda situación de no poder ofrecer soluciones a sus seguidores, quienes también confiaron en las promesas hechas. Mientras tanto, deben hacer malabares para mantener su relevancia política, esperando que un legislador o funcionario les otorgue un nombramiento.

El ambiente de incertidumbre y desilusión se extiende más allá de los pasillos del Congreso. La base política que apoyó al gobierno se siente olvidada, y el resentimiento comienza a germinar en muchas comunidades que esperaban un cambio que nunca llegó. El silencio de las autoridades sobre estos compromisos rotos solo agrava la situación.

El futuro político del país podría depender en gran medida de cómo se resuelvan estos incumplimientos. Si el gobierno no rectifica el rumbo y honra sus acuerdos, corre el riesgo de perder el apoyo de un amplio sector que, hasta hace poco, creía en su proyecto. La credibilidad política está en juego.